Creo que los de Guinness deberían replantear sus normas y exigir un mínimo de calidad, esfuerzo y creatividad a la hora de establecer un nuevo récord. Que en un libro aparezca un atleta que se ha llevado media vida preparándose para saltar casi 9 metros de longitud al lado de esta tipa comiendo plátanos sin manos… lo veo injusto.