Primero pierde un zapato, pero allá va él a recogerlo. Luego, con toda la tranquilidad del mundo, se sube al andén. Mención especial a la merecida colleja final del guarda, por imprudente.
Nuestro protagonista se ha hecho una mascarilla estampada con parte de su cara y una mascarilla mal puesta. Ahora solo es cuestión de esperar a que te llamen la atención para aclarar a la gente que vas bien protegido.