En un principio parecía que ella se estaba meando con esos movimientos, pero conforme van pasando los segundos y ves también la carita del novio… ya caes en la cuenta.
Nuestro protagonista hizo dos agujeros en un lago helado. La idea era entrar por uno, bucear bajo el hielo y salir por el otro. Una vez debajo del hielo, el apneísta no encontró el segundo hoyo, se dio la vuelta y tuvo algunas dificultades para encontrar el primero… ¡Qué angustia!