En Londres, una mujer con un carrito de bebé se detuvo en un callejón, se bajó los pantalones y dejó un regalito en el suelo. Como colofón, se agenció un paquete que había en la puerta de una casa. Todo fue filmado por una cámara de vigilancia.
En los Estates no pierden el tiempo y ya empiezan a decorar de manera terrorífica sus fachadas. Los repartidores, carteros y similares son los primeros en padecerlas.