Solo en esta simulación el chaval ya le habría disparado 10 veces mínimo.
En teoría es fácil quitarle el arma de la mano a alguien, pero en la práctica no puedes pedirle al ladrón que se esté quieto.
La vida real es bien distinta.
Ya que estamos con la defensa personal, recordemos esta maravilla que publiqué el año pasado comparando también lo que ves en internet con la realidad: