Para muchos medios de comunicación occidentales, el coronavirus era una amenaza de primer orden cuando solo afectaba a China, pero a medida que ha ido extendiéndose a Europa y América, su tono y enfoque se ha suavizado notablemente.
Así hemos pasado de estar ante un virus de extrema gravedad y comparado con el ébola, a una simple gripe que se pasa con paracetamol. Han creado un verdadero monstruo mediático retorciendo la verdad sin piedad y experimentando con exageraciones, supuestos secretos y mentiras descaradas.
Ahora que el monstruo ha llegado a nuestras costas, inevitablemente surge la pregunta: ¿cómo nos vamos a defender de él? ¿O quizás ya no es necesario?