“Mi amiga Alicia y yo pasamos una gran noche en Londres. Cuando volvimos a casa (con unas copas de más) teníamos un bicho extraño en el techo, así que decidí espantarlo con una cuchara de madera…”
“Bajé al sótano para lavar la ropa. Mientras estaba abajo escuché un gran estruendo. Subí las escaleras y me encontré esta estampa. Nadie resultó herido, los perros están bien”.