A finales del año 1990, una nueva película de Superman aparecía sobre la mesa: Superman Lives. Un proyecto mastodóntico que, a los pocos meses, entraba incluso en fase de pre-producción.
Tim Burton, que había conseguido convertir en un exitazo a Batman (1989), sería el elegido para dirigirla. El papel protagonista lo asumiría Nicolas Cage, fan incondicional de Superman que no podía estar más emocionado con la idea. Todos tenían sus contratos firmados y la cosa estaba en marcha.
Pero poco después, Warner Bros. decidía cancelar el proyecto justo cuando iba a dar comienzo su rodaje. Los elevados costes y un guión que no convencía fueron los principales motivos. Aún así, existen documentos gráficos, como esta prueba de vestuario que no tienen precio:
La obsesión de Nicolas Cage por Superman llega hasta el punto de tener una colección de cómics valorada en millones de dólares. De hecho su hijo se llama Kal-El. Imaginaos el mazazo que supuso para él la cancelación de la película. Posteriormente declaró en una entrevista: «Tenía muchísima fe en aquel proyecto y en lo que Tim Burton había planeado. Me habría encantado verla, pero en cierto modo creo que hemos salido ganando con el hecho de que no exista. Ahora la gente puede imaginar cómo podría haber sido y esa imagen es más fuerte que la película misma».